Entre planeros y flaneros a nadie le importa el país

Por Carlos Zenozaín

Con el correr de los días veo azorado cómo el argentino promedio ha caído en una nueva grieta, o sea, no sólo que nunca cerramos la anterior sino que estamos siendo testigos de una nueva grieta más violenta y agresiva que la otra, ahora la sociedad argentina tiene entre sus entrañas tres grupos bien diferenciados: los planeros, los flaneros y el argentino de a pie.

Veamos, los planeros los conocemos desde hace veinte años, son esa especie cuasi primitiva que votan siempre a la banda delicuencial mal llamada partido político que es el kirchnerismo. Son seres con poca capacidad de raciocinio en el que una líder con un par de frases ampulosas y gestos dignos de una paciente psiquiátrica los mantiene sometidos con una dádiva mensual.

Del otro lado tenemos a los flaneros, seres más preparados que los planeros, la mayoría con estudios universitarios o terciarios y con buenas ideas. No son sometidos ni malas personas como los anteriores pero sí tienen un punto en común con ellos: son fácilmente manipulables a través de frases ampulosas y gestos disrruptivos de su líder.

Fueron dignamente caricaturizados por Alfredo Casero en esa memorable entrevista con Alejandro Fantino, el famoso ‘Quiero flan!’, cada cuatro años cambian su voto de acuerdo a su impulso emocional, la moda del momento o incitados por la figura que instalan los medios.

Son los que inclinan la balanza para un lado o para el otro cada vez que llega una elección pero luego de la cagada que se mandan (por ejemplo votaron en masa al Alberto moderado impuesto por los medios en agosto de 2019) NO SE HACEN CARGO. No esperan resultados a largo plazo, todo tiene que ser YA.

Algunos de este grupo hasta hace dos segundos eran seguidores indiscutibles de Macri pero ahora ‘Macri ya fue’ ‘Nunca sirvió’ ‘No hizo lo que yo quería’, pero nunca se informaron de los planes a largo plazo que tenía Mauricio, donde se hacía énfasis en la agroeconomía, las pymes, los emprendedores, las economías regionales y la ejecución de obras viales e hídricas para sentar las bases del desarrollo productivo del país.

Ahora todos están fanatizados por Milei, cuyas ideas no me parecen malas pero son irrealizables en el corto plazo como quieren sus votantes, el cambio va a ser gradual en este país aunque así sea Jesús el Cristo quien asuma el 10 de diciembre. Pero no hay forma de hacerles entender a sus jóvenes y agresivos seguidores cuando les querés contar que todo va a llevar un tiempo, te responden con insultos, agresiones verbales y berrinches si no se les da la razón (justo como su referente)

El argentino promedio pelotudo QUIERE TODO YA, no es propenso al largo plazo, nunca quiere esperar el resultado, es como en el fútbol: si un DT de cinco partidos consigue un solo triunfo ‘se tiene que ir y que venga otro, éste ya me cansó, no sirve, fracasó’ como le hicieron a Macri en las PASO 2019. Sin embargo, Mauricio tenía un plan, era a largo plazo y los resultados en ese agosto estaban comenzando a notarse.

Toman de manera banal y transitoria algo que es importante: eligen a quien va a regir los destinos del país durante cuatro años, pero recibis respuesta tipo ‘lo voto porque me cae bien, es divertido’ ‘me encanta cuando se enoja’ ‘no sé, lo voto porque veo que todos hablan de él en el celu’, eso escuché en estos meses cuando hablo con la gente. Nadie analiza un plan, todos caen bajo el influjo de la moda y si opinás en contrario terminás crucificado. Siempre matan al mensajero.

Siempre digo en broma entre mis amigos ‘mi misión en esta vida es despelotudizar al argentino promedio’ hasta ahora voy perdiendo la batalla porque nadie usa la razón todos se manejan con los impulsos emocionales. Estoy en la vida como los loquitos esos de las películas yanquis con un cartel ‘El fin del mundo se acerca’ aunque en este caso en septiembre de 2024 voy a estar en las redes con un cartelito ‘Yo les avisé’

1 thought on “Entre planeros y flaneros a nadie le importa el país

  1. Te faltó definir al «argentino de a pie «….a pata diría yo. En ese grupo me defino que estoy . Vengo a pata desde la Moneda Nacional y sigo con la carga ( o cruz), de todas las que vinieron después y nosotros, como estábamos ocupados, de la casa al trabajo y del trabajo a casa ( así decía el general), laburando como piojos en cabeza de pelado, pasamos de largo y minga que plan. Así sigue el cuento de Pepe Cimentó….

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